Traspié de Bolsonaro

La “sorpresa” del mes han sido los datos negativos de actividad en Brasil. En efecto, contrariamente a lo esperado, el primer trimestre del año ha resultado recesivo en el país vecino, cuando los analistas habían proyectado un crecimiento en torno al 2% anual. Este retroceso de la economía brasileña no está solo influido por un escenario global adverso en materia de flujos de capitales y precios de los commodities de exportación, sino también por la decepción que parece estar habiendo en las expectativas de los inversores -tanto del sector real como financiero-, los pobres resultados obtenidos por el nuevo gobierno en materia de reforma previsional y otros proyectos ambiciosos impulsados por la administración Bolsonaro.

La evolución de la economía brasileña, como se sabe, resulta muy importante para la industria argentina, que complementa la producción de su par brasileña, en especial la ligada a la automotriz, y se esperaba que el crecimiento brasileño pudiera compensar la menor actividad local, cosa que por ahora no ha ocurrido.