Y finalmente el dólar se salió de control

La crisis cambiaria, y sus consecuencias sobre la economía financiera y real, resultó el hecho más relevante del mes de agosto. En efecto, el flujo de salida de capitales del mundo emergente en general, de Latinoamérica y de la Argentina en particular profundizó la depreciación del peso argentino.

La flotación con “intervención limitada” que impuso el acuerdo con el FMI, en el contexto internacional mencionado, sumado a las dudas políticas en torno al ajuste fiscal necesario para cerrar la brecha no financiada por el FMI, llevaron al precio del dólar a un valor récord y con una fuerte volatilidad en un mercado con muy pocos oferentes.

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Si bien es cierto que la fuerte depreciación del peso ayuda a cerrar más rápido el déficit de cuenta corriente, no es menos cierto que la brusquedad de dicha depreciación tiene efectos secundarios muy importantes tanto sobre el nivel de actividad como sobre las expectativas de inflación. Ese costo parece excesivo, sobre todo si se considera que el nivel de reservas del Banco Central, hubieran permitido moderar el deslizamiento del tipo de cambio y lograr una variación menos brusca del pecio del dólar.