Pasados los graves efectos de la sequía, que generaron la fuerte caída del PBI agropecuario durante el segundo trimestre del año, ahora las esperanzas están puestas en los resultados de la cosecha fina de fines de año y del crecimiento de la producción de soja el próximo año. Por ahora, está claro que la recuperación del PBI agropecuario y sus efectos “multiplicadores” tendrán que venir por las “cantidades”, dado que los precios siguen relativamente deprimidos, en el marco de la fortaleza del dólar y de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.