El dato más relevante de los primeros meses del 2019 ha sido la “sorpresa” inflacionaria. En efecto, el fuerte aumento en el precio de la carne, de alta participación en la canasta de gasto en alimentos, junto a un mayor traslado del aumento de precios mayoristas a minoristas, derivado de cierta recuperación de márgenes en un entorno de mejoras transitorias del ingreso de la población –pagos de fin de año, bonos, aumentos de la AUH, etc.-, llevaron la tasa de inflación del primer bimestre a valores bien por encima del 3% mensual. Con los aumentos de precios regulados previstos para marzo y abril, más la influencia del tipo de cambio en el valor del precio de los alimentos, la inflación del primer cuatrimestre del año apunta a un valor cercano al 12%, obligando a revisar al alza las estimaciones anuales, en medio de las primeras negociaciones paritarias, tanto en el sector público como en el sector privado.