La política monetaria de la FED, pese a los ataques recibidos por el Presidente Trump, sigue siendo de suba de tasas y normalización (venta de títulos) de su balance. Las perspectivas de tasas más altas y una política monetaria menos expansiva, dado el fuerte crecimiento de la economía norteamericana con bajo desempleo y con la inflación en torno a la meta del 2% anual, hacen proyectar un dólar que probablemente continuará fortaleciéndose contra el resto de las monedas principales, con sus consecuencias negativas sobre el flujo de capitales hacia los países emergentes en general.