La elevada tasa de inflación de abril, medida en los diferentes índices de precios al consumidor, resultó una sorpresa no solo para el gobierno sino también para los analistas privados.
En efecto, se esperaba que pasados los efectos de los aumentos tarifarios y estacionales de marzo, junto al endurecimiento de la política monetaria, la tasa de inflación estuviera por debajo del 2% mensual. Sin embargo, todas las mediciones, y sobre todo la del propio INDEC, mostraron números por encima de dicha cifra.
Ahora los ojos están puestos en la medición de mayo –se espera que, ahora sí, arroje valores inferiores al 2%- y sobre todo la de junio, cuando ya se espera un número cercano al 1% mensual.
Es cierto que cumplir con la meta del BCRA del 17% anual –techo- luce hoy muy difícil, pero no es menos cierto que la autoridad monetaria necesita insistir con dicha pauta y con políticas tendientes a cumplirla, en su lucha por torcer expectativas y ganar credibilidad. Los salarios, mientras tanto, dependerán de los cierres de paritarias, en torno al 21-22% anual, con pagos parciales y cláusulas gatillo.