El tema saliente en abril ha sido el salto de la tasa de inflación del último bimestre, a partir del fuerte crecimiento de los precios regulados en diciembre y el desancle de expectativas provocado por el cambio de metas de inflación de fines del año pasado, que aceleró la depreciación del peso durante enero y febrero de este año.
Este desancle de las expectativas que predominó en el contexto global es, claramente, la principal preocupación en materia inflacionaria, dado que el esquema de metas de inflación se basa, precisamente, en poder utilizar la meta como coordinador de expectativas. Si bien los acuerdos salariales ya cerrados se han concretado en torno de la nueva meta del 15%, con alguna compensación por el año pasado y cláusula se revisión a fines del año, todavía es necesario un esfuerzo adicional de la política fiscal y monetaria para reafirmar una convergencia a una tasa de inflación compatible con una tasa de inflación inferior a la del 2017.