La tendencia positiva de las exportaciones, que había reducido el déficit comercial en marzo pasado, se volvió a frenar en el último mes, de la mano de una nueva recaída en el nivel de actividad de Brasil y de una mayor presión sobre las importaciones, en especial de bienes de capital. A partir de los próximos meses habrá que ver, en primer lugar, si el parate de Brasil es sólo coyuntural o durará más tiempo, hasta que se despeje su panorama político. Y, por el otro, si la reciente depreciación real del peso incentiva mayores ventas externas, o sólo frena o demora importaciones.