Las cuentas del sector público nacional mantienen la dinámica de los últimos meses. Un déficit primario que va cumpliendo las metas previstas, casi totalmente compensado por la suba del déficit financiero, producto del mayor monto de intereses a pagar. Claramente, esta es la consecuencia del gradualismo fiscal, el que, a su vez, es producto de los límites que la política y la sociedad le han puesto a la posibilidad de avanzar más rápido en solucionar el descontrol heredado de los últimos años del gobierno anterior. En la medida que las condiciones financieras internacionales lo permitan, se podrá seguir con esta dinámica un par de años más, siempre teniendo en cuenta que en algún momento se debe generar un superávit fiscal primario que, corregido por crecimiento permita estabilizar la deuda pública.