En una economía que se encuentra en recesión desde el primer trimestre de 2018, y que no puede romper el ciclo de estancamiento económico iniciado en 2011, la pandemia agravó el cuadro contractivo local, provocando un impacto devastador sobre el nivel de actividad económica.
Aunque al momento no existe información oficial que muestre impacto de la pandemia sobre el nivel de actividad económica de la Argentina, los indicadores adelantados y de otros países son consistentes con una fortísima contracción. Los datos de Google sobre movilidad de las personas hacia los lugares de trabajo muestran una caída desde principios de año del 1,8% en febrero, del 22,5% en marzo y del 54,2% en abril. En China, el PBI real se derrumbó 6,8% en el primer trimestre del 2020 respecto de igual período del año anterior, tras crecer 6,0% en el cuarto trimestre de 2019. Y, en forma muy preliminar, el PBI de Argentina pasaría de caer a un ritmo del 2,4% a/a en el primer trimestre del año, a un desplome en torno al 10/15% a/a en el segundo.
En el de sector productor de bienes esenciales, los datos de demanda y oferta muestran un nivel de actividad económica entre amesetada y ligero crecimiento debido a la baja elasticidad ingreso de estos productos, ya que son bienes de primera necesidad, y a la mayor demanda reciente por la acumulación de stocks que generó la creciente incertidumbre provocada por la pandemia. En marzo, las ventas de supermercados crecieron 23,3% a/a[1], mientras que, por ejemplo, la producción de carne vacuna aumentó 7,2% a/a[2]
En cambio, en el de sector productor de bienes no esenciales los indicadores de demanda y oferta muestran una marcada parálisis sectorial. Las ventas de autos y motos se desplomaron 88,2% y 85,5% a/a en abril[3], respectivamente, luego de registrar caídas del 54,4% y 38,3% a/a en marzo, y del 28,1% y 35.6% en el primer bimestre del año.
La demanda de inversión también se desplomó. Los despachos de cemento al mercado interno cayeron 46,5% a/a en marzo, cuando en el primer bimestre disminuyeron “apenas” 20,1% a/a. A su vez, el patentamiento de maquinaria se derrumbó 79,9% a/a en abril, frente a una caída ya elevada del 33,5% a/a en marzo y del 13,6% a/a en el primer bimestre del año.
Perspectivas
Las perspectivas de corto plazo para la actividad económica local y mundial no son favorables. La fuerte contracción de las ventas y la producción que ya se produjo en marzo y abril, más la que se producirá en los meses siguientes, es probable que tengan efectos multiplicadores contractivos que resulten difíciles de contener, con destrucción de empleo, empresas y riqueza. Ni los países desarrollados están siendo capaces de evitar derrumbes de ventas y producción con políticas de estímulo inéditas. Además, aún cuando se logre un tratamiento efectivo, muchas actividades tardarán en reaccionar (por ejemplo, turismo, esparcimiento, entre otras) dado que continuarán operando restricciones mínimas y en las decisiones de consumo e inversión seguirá primando la cautela.
Naturalmente, esta caída del nivel de actividad tendrá un piso, y una vez que surja un tratamiento efectivo debería iniciarse una recuperación. En el mientras tanto, este piso del nivel de actividad será sustancialmente inferior al nivel previo a la pandemia y estará dado por la capacidad del Gobierno de administrar la situación y de cómo el sector privado vaya reaccionando al “miedo a la pandemia” y al “miedo al hambre”. Partiendo de un confinamiento que ha sido exitoso, conforme pase el tiempo es probable que el “miedo al hambre” le empiece a ganar al “miedo a la pandemia”.
[1] Según datos relevados por la consultora Nielsen.
[2] De acuerdo a datos del INDEC.
[3] De acuerdo a datos de la Dirección Nacional de Registro de la Propiedad.