Los efectos de la crisis de sector externo y de las medidas tomadas para enfrentarla, junto con el menor desempeño de Brasil, ya se reflejan plenamente en la producción industrial, que presenta desde junio valores negativos en la comparación interanual. En el corto plazo cabe esperar que los números negativos se mantengan, no solo por una razón estadística —al comparar contra los buenos meses del segundo semestre de 2017— sino porque la caída del salario real y la volatilidad cambiaria se reflejarán en la mayoría de los sectores vinculados a la demanda interna. Solo se espera una mejor performance en aquellos rubros que compiten con importaciones o que tienen una demanda externa sostenida.