En lo que va del año, el mercado inmobiliario presentó una dinámica contractiva que se reflejó en tres de sus dimensiones.
- Los precios de las propiedades nuevas registraron una caída del 5% entre febrero y septiembre último, revirtiendo una tendencia creciente observada hasta julio 2018, donde los valores alcanzaron su valor más alto desde principios de los 2000s.
- La cantidad de escrituras mostraron una marcada contracción del 57% entre los primeros nueve meses de 2019 y el mismo período del año anterior, registrando los niveles más bajos desde 2003 (tomando el dato de la Ciudad de Buenos Aires).
- El nivel de actividad de la construcción experimentó un derrumbe del 29% entre enero y septiembre de 2019 y el mismo lapso de 2020, registrando un segundo año de caída anual consecutiva. No obstante, en el margen se observa una recuperación muy importante.
Esta dinámica contractiva del mercado inmobiliario respondió a tres factores:
- A la pandemia, que hizo que el Gobierno dispusiera fuertes restricciones a la movilidad de las personas que terminaron frenando la actividad del sector. En tal sentido, el desconfinamiento reciente ha permitido una recuperación de la actividad que se refleja en: (i) el incremento de la cantidad de escrituras en los últimos meses, que en la Ciudad de Buenos Aires se recuperó de casi cero en abril a 2.181 en septiembre, si bien todavía ubicándose un escalón por debajo de igual mes del año anterior (24%); y (ii) la recuperación de la actividad del sector, que en septiembre alcanzó el nivel más alto del año.
- a la caída del nivel de actividad económica y del empleo del país. Esto no sólo provocó una reducción del ingreso de las familias sino también un incremento de la inseguridad laboral, todo lo cual retrajo las decisiones de inversión.
- al cepo cambiario vigente que, tal como ocurrió en episodios recientes de controles cambiarios, son instrumentos que terminaron trabando la operatoria del sector, ya que la misma se realiza principalmente con moneda extranjera y no contra pesos.
A priori, sin embargo, el escenario post-COVID-19 se presentaría relativamente favorable para la actividad de la construcción y la inmobiliaria por varios motivos. El costo de la construcción y el valor de los terrenos descendieron relativamente más que los precios de las propiedades durante el último tiempo, todo lo cual debería determinar una mejora de la rentabilidad sectorial. De este modo, conforme la economía argentina tienda a normalizarse y se inicie un proceso de recuperación -más por desconfinamiento y con riesgo de recaída importante producto de una devaluación-, cabría esperar un nuevo ciclo de sectorial que, si bien no será un nuevo boom, sin duda resultará expansivo.