Restricción de oferta

En informes anteriores señalábamos que en “ausencia de impulsos favorables, las restricciones y limitaciones que se presentan nos hacen prever un escenario de parate del nivel de actividad económica en el segundo semestre de 2022, con riesgo de revisión a la baja de nuestro pronóstico”.

A partir de junio, con el derrumbe del mercado de deuda local primero y luego con la espiralización de las restricciones de oferta adoptadas por el Gobierno que hicieron un “pico” con el cupo aplicado por el BCRA a los pagos de importaciones, se produjo un parate abrupto en el nivel de actividad económica. La incertidumbre que provocó esta medida sobre el costo de reposición de la mercadería dejó sin precios a la economía, se trabó el proceso productivo y la oferta agregada se redujo, con una demanda doméstica todavía firme.

El agravamiento de la crisis financiera hizo metástasis sobre la economía real. El agotamiento de las opciones de política económica llevó al Gobierno a tomar esta decisión. Esto muestra que el margen del Gobierno para aislar la economía real respecto de los desequilibrios financieros se acortó notablemente.

Hasta casi la tercera semana de junio los indicadores adelantados de actividad económica mostraban, a grandes rasgos, una demanda doméstica sostenida y un nivel producción local en expansión, pero ya frenándose debido a las crecientes restricciones impuestas por el Gobierno, conforme los desequilibrios macroeconómicos y financieros aumentaban.

Como se puede observar en el siguiente cuadro adjunto, las encuestas cualitativas de CAME muestran mes a mes:

    • Una demanda doméstica sostenida.
    • Una oferta doméstica que enfrenta restricciones que van agravándose conforme transcurre el tiempo, donde todo indica que la encuesta relativa a los datos de julio ya mostrarán el impacto pleno de las recientes restricciones sobre el pago a las importaciones.


Específicamente, esta dinámica muestra un gasto doméstico sostenido junto a una fuerte retracción de la oferta agregada, fundamentalmente por las restricciones impuestas sobre los productos importados, como resultado del cepo importador, lo cual se traduce en:

    • Un agravamiento de la crisis económica, vía desabastecimiento e incrementos de precios, que a la postre implican menor nivel de actividad económica y una retracción de la demanda de empleo, que al momento generan suspensiones y en un freno en las decisiones de inversión.
    • Un agravamiento de la crisis política, que se refleja en el desplome del índice de Confianza del Gobierno -ver gráfico-, que alcanzó el nivel más bajo desde 2009, niveles que no son consistentes con perspectivas electorales favorables para el oficialismo y generan cambios políticos y de política económica.

Cambios políticos recientes: ¿implican cambios para salida de la crisis?

En el corto plazo las perspectivas en cuanto al nivel de actividad y los precios no lucen favorables mientras que, en un plazo mayor, se perfilan muy indefinidas.

Los primeros anuncios del flamante Ministro Sergio Massa apuntan a reafirmar el programa económico acordado con el FMI, el cual como señalamos anteriormente es un programa económico débil, modesto, con fuerte sesgo inflacionario y que sólo apunta a evitar un default con el organismo que pueda agravar aún más la crisis.

Las características del programa económico acordado con el FMI, el equipo económico del flamante Ministro (donde por ahora la ausencia de macroeconomista con cierta experiencia puede llevar a incurrir en errores no deseados) y el achicamiento de los márgenes de acción en política económica del Gobierno, nos hacen prever un escenario de deterioro del nivel de actividad económica en los próximos meses.

Por lo pronto, la dinámica económica de las próximas semanas y meses se encuentra parcialmente lanzada. Menores importaciones implicarán menos producción local, menos oferta, más inflación (julio y agosto), menos empleo, más atraso cambiario y reacomodamientos de precios, producción, proveedores, clientes, etc. Es muy probable también que este primer round será seguido por un segundo round de mayor ritmo de devaluación y aumento de las demandas salariales en los próximos meses que junto al incremento de tarifas anunciado por el Gobierno a la postre termine llevando a la economía hacia un deterioro del nivel de actividad, un régimen de inflación más elevado y más presión cambiaria, todo lo cual conforma un panorama más inestable.