La balanza comercial está comenzando a registrar los efectos de la fuerte depreciación del peso en el primer semestre, fundamentalmente por el lado de las importaciones. En efecto, si bien el saldo continúa siendo negativo, éste se ha reducido a un tercio del concretado en el mes de mayo. Se espera que la tendencia de caída de las importaciones continúe de la mano del menor nivel de actividad, mientras que, una recuperación de la demanda en Brasil podría significar una reacción positiva de las exportaciones que aún permanecen en niveles bajos.