La política monetaria se ha concentrado en tratar, por un lado, de minimizar el traslado a precios del fuerte aumento de los precios regulados de abril y, por el otro, a mantener una intervención “indicativa” en el mercado cambiario en torno a los 25 pesos, a la espera del cierre del acuerdo con el FMI.
Se espera que, una vez logrado dicho acuerdo, con el respaldo de credibilidad que daría el hecho de que se despejen las dudas sobre el financiamiento externo de la Argentina en los próximos años, se podría encarar un proceso de “normalización” de la política monetaria y cambiaria, para converger a una tasa de inflación que evolucione a un ritmo inferior al actual, dado el menor aumento esperado en precios regulados y de un tipo de cambio real, del que no habría que esperar más depreciaciones violentas como las vividas en los últimos meses.