En pos de subsanar la Institucionalidad

Una buena y una mala. ¿Será posible recobrar (y no perder en el intento) la institucionalidad? Después de 8 años (¡sí, ocho!) del “default” parcial en la deuda indexada por CER —con mentiras, manipulación oficial de las estadísticas, acoso a funcionarios y economistas independientes— y luego de los 6 meses que la nueva administración requirió para publicar las cifras oficiales, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) publicó a mediados de junio la cifra de inflación: un dato (institucionalmente) alentador.

La medición de la inflación minorista de mayo fue del 4,2%. Si bien el INDEC no publicó una cifra anualizada, otras estimaciones proyectan una tasa anualizada del 43,6%. La clave estará en los próximos meses, en la medida que, luego de la unificación cambiaría, el apretón monetario y el ajuste tarifario, la tasa de inflación logre converger a un número que oscile entre 1,5% y el 2% mensual.

Inflasión Minorista

La decisión de adoptar una política fiscal gradualista lleva a una política monetaria también gradualista y a la necesidad de buscar mayor endeudamiento externo para financiar el déficit fiscal para no expulsar del crédito interno al sector privado.

La clara consecuencia de esta política es que los resultados, tanto en materia de reducción de la tasa de inflación como de rebaja de la tasa de interés y recuperación de la actividad, también serán graduales. Claramente el segundo semestre será mejor que el primero, aunque para un rebote mayor de la actividad habrá que esperar al 2017.

En síntesis, una buena noticia: la Argentina recupera una institución fundamental para la economía, un Instituto de Estadísticas creíble.

La mala noticia, en todo caso, es que la convergencia a una tasa de inflación más civilizada demorará algo más.